jueves, 18 de enero de 2018

La separación

Cuando ampliamos la casa, uno de los principales objetivos era construir un cuarto más, para que en algún futuro lejano, cuando los chicos quisieran separarse, pudieran hacerlo. Por esas cosas que dan las Universidades, los arquitectos encontraron la manera de meter, en el reducidísimo espacio que teníamos disponible, no solo todo lo que pedíamos, sino también un cuarto extra, que en esta casa pasó a llamarse 'Cuarto de juegos', o, extraoficialmente, 'Museo del Juguete', porque estaba lleno de cosas que jamás se usaban. Como no había interés alguno por separarse, y como el cuarto que nos correspondería a Javi y a mí está arriba y aún no me animo a dejar a los chicos 'solos' abajo, yo pasito a pasito suave-suavecito me fui armando un escritorio arriba, y ahora medio que no lo quiero dejar ni en pedo, pero esa es otra historia.

El tema que nos convoca hoy es que hace unos meses, de la nada misma, Genaro me preguntó, como quien no quiere la cosa, cuánto faltaba para que él pudiera tener su propio cuarto. Digo que fue de la nada porque hasta ese momento JAMÁS se había tocado el tema; ellos no peleaban por cuestiones territoriales ni había problemas de espacio. Le contesté que todavía faltaba bastante, como armar el sector de vestidor de arriba, y sobre todo, esperar a que pasara la etapa donde casi todas las noches tengo niños amaneciendo en colchones al lado de mi cama. Lo entendió, pero un poco desilusionado me dijo "Ah... entonces falta mucho..." También de la nada, le sugerí que durmiera esa noche en el 'cuarto de juegos', a ver cómo se sentía. Le encantó la idea, y la noche fue un éxito. Así que así como así, se dio un divorcio amigable que jamás me vi venir. Dividieron sus pertenencias/juguetes, pasamos la ropa de Geno a su nuevo cuarto, y establecimos algunas reglas básicas, como el uso de la Play, que quedó dentro del sector Genaro pero es estrictamente de uso público. Todas las partes conformes, pasamos a la nueva etapa en esta casa, donde cada uno tiene un espacio personal que lo hace feliz: los chicos sus cuartos, yo el escritorio, y Javi.... bueno Javi no tiene UN espacio, OK, pero él es un ser de luz que puede brillar en cualquier lado, tomá.

De todos modos, cuando digo que los chicos duermen solos, no es exactamente así. Un tiempo antes de la separación (quizás anticipándose sin saberlo a ella), Genaro decidió que quería empezar a dormir con el león que le regalaron mis suegros cuando nació y que lo acompañó en cada sesión de fotos semanal hasta que cumplió un año. Le puso Llama, y después Rayo, y cumplió con no dejarlo nunca más. Por supuesto, como buen hermano menor, Vito instantáneamente decidió hacer lo mismo. Por suerte, mi amiga Toi me había tenido un poco de fe en su momento, y le compró a Vito un oso para hacer lo mismo que con Geno. Las sesiones de fotos llegaron hasta la semana 5 (I KNOW), pero el oso, que es lo que importa, quedó. Le puso Flamileón, y, con menos garra que el hermano, es cierto, pero con decisión, lo transformó en su compañero de todas las noches. No voy a decir que tienen objeto acompañante, como siempre quise que tuvieran, pero no están tan lejos.

Ayer, después de tirar un par de colchones en el cuarto de Vito para jugar a la lucha, decidieron hacer 'pyjamada'. Era todo una vil excusa para usar la tablet en la cama (lo cual es un big no-no en esta casa), pero me pareció tierna la idea, y los dejé. Para cuando llegó la hora, Genaro ya estaba cansado y solo quería dormir, Vito no tenía buena señal en la cama y se frustraba, y yo solo quería terminar de ver una película que había empezado la semana anterior, pero bueno. La intención era buena...


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